Buenos días, queremos compartir con todos vosotros el testimonio de la hija de uno de nuestros residentes con motivo del Día del Padre. En él, se relata como es el proceso emocional de ingresar a un familiar en un centro residencial para mayores. Desde aquí queremos agradecer enormemente su colaboracion y la sinceridad con la que ha relatado su experiencia.
“Buenas tardes, soy la hija de Casimiro López y voy a dar unas pequeñas reseñas de nuestra experiencia con mi padre.Somos 4 hermanas pero le cuidaban dos, cada 6 meses. Los primeros años de quedarse viudo todo iba muy bien, pero llegó a una situación de dependencia que mis hermanas no eran capaces de sobrellevar.
Todos sabemos cuál es el desgaste físico y emocional de tener a un ser querido en los últimos momentos de su vida. Mi padre perdió movilidad y en casa ya no se podía cuidar con calidad, este es uno de los principales motivos por los que ingresó en el centro. Ahora tiene muy buenas condiciones en estos tiempos que no toca vivir de pandemia, tiene doctor, enfermeros, cuidadores especializados y nosotras estamos mucho más tranquilas.
La atención en el centro nos parece estupenda, estamos encantadas del trato que le dan, también por él, porque está con más personas de su edad y ve gente distinta del círculo cerrado de sus hijas.
La situación fue muy difícil y muy preocupante con la pandemia, pruebas pcr, certificados de salud, restricciones en las visitas, no poder tener contacto directo con él fue para las dos partes muy duro, ya que mi padre nunca había salido del círculo familiar. Afortunadamente, ya está vacunado y todo va saliendo bien dentro de las expectativas que tenemos para él.
Y, por último, recomendar a todas las personas que están en nuestra situación que es la mejor decisión que se puede tomar, que es un acto de amor, no de abandono, que los centros de mayores se crearon para eso, para dar la calidad a nuestros mayores que en casa no se les puede dar.
Nuestra experiencia es muy positiva y nunca abandonamos nuestro padre, al contrario, estamos orgullosas de cómo está tratado en higiene, alimentación, salud. Todos los días tiene una llamada de alguna de sus hijas, vamos a visitarlo el tiempo reglamentario, y hacemos videoconferencia una vez a la semana. Lo queremos mucho y es el mejor regalo que podíamos hacerle después de tanto trabajo y penurias que pasó en la vida”