No siempre podremos estar a salvo de las adversidades y los problemas, pero el éxito de la vida no está en vencer siempre sino en no darte por vencido nunca.
El Kintsugui es un arte japonés que consiste en arreglar fracturas de la cerámica con un barniz de resina y metales preciosos. Y lo cierto es que es mucho más que una concepción estética: es una filosofía de vida fundamentada en que la belleza de los objetos reside en su historia, de manera que las roturas y reparaciones son trasformaciones que le otorgan un valor añadido.
Una fractura es, para los artistas del Kintsugui, un momento único, completamente irrepetible, un aspecto que puede enriquecer el objeto con la belleza del caos.
En psicología se utiliza el término “resiliencia” para definir la capacidad de las personas de integrar las cosas negativas que les pasan de modo que se puedan convertir en experiencias enriquecedoras. No es un término propio: es un término adoptado de la física y define la capacidad de algunos materiales de recuperar su estado inicial tras ser sometidos a una deformación por un esfuerzo.
Quizás no sea lo mismo, pero el Kintsugui y la Resiliencia se fundamentan en la misma filosofía: el aspecto evolutivo del sufrimiento.
En primer lugar, se trata pues de asumir que nunca estaremos a salvo de las dificultades, de todos aquellas situaciones que nos “partirán” por dentro en mil pedazos. Pero, al mismo tiempo, se trata de comprender que somos capaces de controlar esas situaciones difíciles de una manera adecuada.
La resiliencia, como todas las características de la personalidad, como todas las capacidades o cualidades de las personas, está sujeta a estímulo y fortalecimiento.
No te pido que creas que todo saldrá bien, pero sí que confíes en que encontrarás una manera de solucionar la situación. ¡Confía en que lo vas a conseguir! Y si no lo consigues, llévalo con entereza y dignidad porque un fracaso es sólo eso, uno (y además, es transitorio). Si el plan A no funciona, recuerda que te quedan 27 letras más.
Apuntala bien tu autoestima y despréndete de esa serie de pensamientos recurrentes negativos que llevas en la mochila y dificultan tu camino. Te puede venir bien para tu travesía:
- Rodearte de gente que te quiera y a la que quieras;
- Lleva cual bandera tus valores. Representan ideales y aspiraciones y determinan nuestras prioridades;
- Identifica tus sentimientos y siéntete libre para expresarlos;
- Perfúmate del sentido del humor. Te ayudará a la hora de mejorar los problemas y las relaciones humanas;
- Focaliza tu atención en el esfuerzo y el trabajo mucho más que en los resultados;
- Aprende a manejar tu estrés. Tómate tu tiempo y no tomes decisiones impulsivas;
- Acepta los cambios. A veces, las situaciones nuevas, y los retos, nos asustan; podemos enfocarlas como oportunidades de encontrar una nueva felicidad.
- Y, sobre todo, sé consciente de lo que vales. En esa seguridad se fundamenta nuestra capacidad para mejorar las cosas. Debemos conocer nuestras destrezas.
Así que, como a veces no podemos esperar a que pase la tormenta, aprendamos a caminar bajo la lluvia.
1 comentario en “Kintsugui emocional: La búsqueda de la belleza en las dificultades”
CONCHA
(15 de junio de 2021 - 12:10)Que mensaje más enriquecedor,me ha encantado.GRACIAS