A medida que envejecemos la autoconfianza va disminuyendo, por eso es muy importante fomentar la autoestima de nuestros mayores para que les ayude a afrontar su día a día y a aceptar de manera natural y positiva los cambios que se producen en el envejecimiento.
La forma en la que nos percibimos influye en cuestiones tan importantes como nuestra salud o calidad de vida, afectándonos también a la forma en la que nos relacionamos con los demás, a la autoestima y a nuestro bienestar emocional. Cuando se tiene una imagen positiva de uno mismo se refuerza un estado saludable, una adaptación adecuada a los cambios y se refuerza la capacidad para realizar ejercicio y conductas saludables, sin embargo, cuando la persona se percibe de una forma negativa, esto se puede relacionar con trastornos psicológicos, baja autoestima, falta de motivación y peor calidad de vida.
El autocuidado se debe de adaptar a cada etapa de la vida, y es por ello que se debe facilitar a profesionales y mayores las estrategias y herramientas adecuadas para mejorar la idea que se tiene de uno mismo. Mantener, limitar y suavizar los cambios que van apareciendo como consecuencia del paso del tiempo es nuestro principal objetivo.
Entre los múltiples beneficios del autocuidado estaría, el desarrollo de aptitudes, habilidades y conocimientos, el mantener la capacidad funcional e independencia y favorecer la salud y prevenir enfermedades.
En esta semana hemos querido realizar un taller especial de autoimagen donde no sólo nos hemos centrado en la parte física como el pintado de uñas, peinado, crema de manos… sino también hemos querido potenciar actitudes que nos ayuden a aceptarnos y querernos, a recibir y dar elogios al resto de compañeras.
¡Qué guapa estás desde que te quieres tanto!