En DomusVi Bonanova, contamos con una unidad de cuidados paliativos dirigida a atender a personas que se encuentren en situación de enfermedad crónica avanzada o de final de vida.
Contamos con un equipo formado y especializado, con el objetivo de poder aportar calidad y cuidados en esta etapa tan complicada de la vida.
Para nosotros mantener cuidados adecuados, preservar la dignidad y las voluntades de las personas enfermas y sus familiares, es el objetivo a cumplir por todo el equipo interdisciplinar que compone la Unidad.
El abordaje psicosocial en los cuidados paliativos, es esencial para lograr un enfoque biopsicosocial, donde se integren los aspectos médicos, emocionales y social y relacional de los pacientes.
El acompañamiento emocional desde el que trabajamos se compone de cuatro etapas:
- La primera, la previa al proceso de final de vida. En ella se engloba las situaciones de cronicidad, de comunicación de malas noticias, diagnóstico y pronóstico, con el impacto que ello conlleva para la persona y sus allegados. Requiere de una adaptación, facilitar herramientas para lograr gestionar emocionalmente, atendiendo a las necesidades individuales.
- En segundo lugar, una vez se conoce el pronóstico de esperanza de vida limitada (pacientes con criterios NECPAL o MACA) en que el desbordamiento emocional suele ser frecuente y donde es necesario trabajar las distintas fases por las que se atraviesa, con estados emocionales diversos (shock, negación, ira, enfado, tristeza…) , los recursos y estrategias de afrontamiento de los que dispone la persona y la prevención de estrés y malestar.
- En tercer lugar, en el proceso de morir, donde se atiende el estado emocional, con terapia del sentido y el legado personal, las necesidades espirituales, solventando aquellos asuntos pendientes que quedan, siempre desde el respeto y preservar al máximo la dignidad y necesidades. Se atienden a los cambios físicos y la adaptación a ellos. También son muy importantes las necesidades emocionales y espirituales de los familiares y personas más cercanas, a través de la aceptación y la prevención de sobrecarga emocional, proporcionando acompañamiento y psicoterapia.
- Por último, una vez la persona ha fallecido, es imprescindible facilitar la despedida brindar apoyo, psicoeducación sobre el proceso de pérdida y duelo y facilitar la gestión emocional, así como posibles señales de alerta.