Como sabéis, el sábado 26 de marzo se produjo un 𝐜𝐚𝐦𝐛𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐡𝐨𝐫𝐚 🕑 (a las 2h adelantamos el reloj hasta las 3h). Estos cambios de hora se producen con el objetivo de lograr un ahorro energético al aprovechar durante más tiempo las horas de luz.
Sin embargo, esto tiene 𝐫𝐞𝐩𝐞𝐫𝐜𝐮𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐞𝐧 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫o 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨 físico y psicólogo.
El ritmo biológico, ese reloj interno con el que funciona nuestro cuerpo, es básico en nuestra salud.
¿Cómo nos afecta este cambio?
Cuando desaparece la luz, la 𝐦𝐞𝐥𝐚𝐭𝐨𝐧𝐢𝐧𝐚 (hormona que regula nuestro ritmo de vigilia/sueño) se encarga de inducirnos el sueño. Por lo tanto, cuando oscurece, podemos notar cansancio y somnolencia antes de lo habitual. En las personas que padecen demencia, el síndrome del ocaso puede adelantarse.
Por la mañana, probablemente nos despertemos antes, especialmente si dormimos con la persiana subida y dejamos que entre la luz del día.
Durante el día, esta descompensación, puede provocar un empeoramiento de nuestro estado de ánimo, irritabilidad, disminución del rendimiento físico e intelectual, dificultades de concentración, fatiga, etc. Síntomas similares al conocido «jet lag».
Es importante tener en cuenta todos estos aspectos antes de «diagnosticar» insomnio a una persona e intentar medicarla. Especialmente, las personas con demencia notan y les cuesta mucho más gestionar estos cambios.
Durante las actividades de ocio hemos puesto a punto todos los relojes y dispositivos de los residentes del Centro Domus Vi La Sirena y durante una hora tratamos este tema y como afecta en nuestro día a día. Para finalizar realizamos un ejercicio de interpretar horarios y han practicado un poco.