Casi sin darnos cuenta, con esta velocidad de la sociedad actual y tantos acontecimientos excepcionales en los últimos meses, ha llegado la primavera. Y con la nueva estación hay que tener en cuenta algunas cuestiones para que el impacto no sea demasiado grande
Alergias
Las personas mayores tiene que estar pendientes de controlar sus brotes alérgicos. Con la primavera las alergias alcanzan su época de auge, incluso hay algunas que solo se manifiestan durante esta estación. Las concentraciones de polen en el aire son mucho mayores y por eso hay que tener especial cuidado. Si bien las mascarillas, que circunstancialmente aún hay que utilizar, nos pueden ayudar a atenuar las alergias, es importante tomar medidas como evitar abrir las ventanas durante las horas del día que hay más concentración de polen en el ambiente, entre las cinco y diez de la mañana y entre las siete de la tarde y las diez de la noche.
Alimentación
Al subir las temperaturas el cuerpo necesita menor aporte calórico así que llega el momento de poner en la mesa platos más livianos que los contundentes potajes de invierno. La primavera es ideal para consumir frutas, verduras y hortalizas. Siempre manteniendo una dieta equilibrada.
Ojo con los cambios de temperatura
Si hay algo característico en la meteorología de la primavera son los cambios de temperatura, esos días con variaciones térmicas que pueden superar perfectamente los 15 grados o incluso 20 grados entre la mínima y la máxima de una misma jornada. Las personas mayores son mucho más sensibles a estos cambios bruscos de temperaturas así que hay que tener cuidado. Cuando se abran las ventanas para ventilar, hay que estar pendiente de que la temperatura no baje repentinamente y de que no se produzcan corrientes. También es importante controlar la indumentaria. La mejor forma de enfrentarse a un día de primavera es vestirse con diferentes capas que se pueden poner o quitar según la temperatura.
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