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16 May 2022 | Actividades Lúdicas

Salida al Teatro Romano

VISITA AL TEATRO ROMANO

El 12 de mayo de 2022 en la Residencia de Mayores Domus Vi Zalfonada, a las 11.15 de la mañana, ya estábamos dispuestos para salir a visitar el Teatro Romano de la antigua Caesaraugusta. Nos esperaban los taxis adaptados en la puerta y una experta y simpática guía, Adriana, en nuestro destino, que amablemente nos explicó toda la historia y características del Teatro Romano de la ciudad de Zaragoza.

El Teatro Romano de Caesaraugusta, es un teatro de la época romana construido en la primera mitad del siglo I d. C. (gobiernos de Tiberio y Claudio) en Caesar Augusta, actual Zaragoza, España. Tenía capacidad para unos seis mil espectadores en una ciudad donde vivían unos 20.000 habitantes, su extensión de 7000 metros cuadrados (106 metros de diámetro) lo convierte en uno de los más grandes de la Hispania romana​  y seguía el modelo del teatro Marcelo de Roma. Al contrario que otros teatros, que usaron desniveles en el terreno, el edificio se construyó en terreno plano usando opus caementicium, con una estructura de anillos concéntricos y muros radiales entre ellos que se disponen formando una cavea o gradas que fueron recubiertas por losas de mármol, al igual que la orchestra.

La fachada fue decorada con sillares de opus quadratum, presentando una altura al exterior de tres pisos y veintidós metros. Poseía un singular acceso independiente desde la puerta central de la fachada hasta la orchestra de trazado perpendicular a las tablas o scena y que recorría como un eje el teatro para uso de las autoridades, que accedían así directamente a los escaños reservados a ellos en el semicírculo orquestal. Este exclusivo acceso se puede observar también en los teatros de Turín o Minturno —si bien es único entre los de la Hispania romana— y puede deberse a la variedad de espectáculos, no solo dramáticos, que se celebraban en él.

Estuvo en uso hasta el siglo III cuando empezó su decadencia, momento en el que se tomaron piedras para recrecer las murallas y otras edificaciones, que sólo dejaron el hormigón romano de la estructura que se puede ver actualmente.

Con el tiempo acabó por estar cubierto por otras edificaciones hasta la década de los años setenta del siglo XX, en que excavaciones lo sacaron de nuevo a la luz. Tras su redescubrimento, ha sido acondicionado para ser visitado, albergando un museo que muestra y explica los hallazgos arqueológicos descubiertos.

A través de unas pasarelas los visitantes pueden contemplar los restos de las gradas y el escenario que han sido protegidos por una gran cubierta traslúcida de policarbonato. Junto a los restos arqueológicos se ha rehabilitado un edificio, para albergar el Centro de Interpretación en el que se introduce al visitante a la historia del teatro y a los géneros dramáticos, vida social y política de la época.

Este año se conmemora el 50 aniversario del anecdótico descubrimiento por parte de un chico de 15 años. Fue el 29 de abril de 1972 cuando Jaime González se asomó por una tapia y descubrió el que pasaría a ser un monumento emblemático de la ciudad de Zaragoza. Gracias a una “sucesión de felices casualidades”, un estudiante que decidió no ir a clase aquella mañana pasó por la calle Verónica, desde la que se asomó. Allí, una forma semicircular y unos escalones le llamaron la atención.

Al contarlo en casa, el hermano de Jaime, Carlos González, que trabajaba como periodista del Heraldo de Aragón, se acercó a investigar para publicarlo al día siguiente en el periódico y dar rienda suelta a lo que significaría el descubrimiento del Teatro Romano de Zaragoza.

El 8 de octubre de 2001 fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento.

En el museo prestamos atención a todas las explicaciones, hicimos preguntas y hasta nos dejaron probarnos algunos de los elementos del Teatro Clásico que se utilizaron en las representaciones de ese mismo Teatro. Seríais capaces de reconocer a nuestros residentes entre los personajes enmascarados?

Después de la visita, como hacía sol y una temperatura estupenda, nos fuimos dando un paseo hasta la C/ Don Jaime donde nos esperaban en el restaurante “El Caball” para ofrecernos un agradable menú.

 

Allí, en la terraza del restaurante, esperamos a que fueran llegando los 8 taxis adaptados para volver a la Residencia satisfechos y contentos de haber compartido un día excepcional y muy cultural con los residentes, los familiares y voluntarias que nos acompañaron.

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