La pérdida de las capacidades funcionales implica la ayuda de otras personas, y esto repercute de manera negativa en la autoestima de la persona, haciéndole sentir dependiente y que ya no aporta nada.
Es por ello que fomentar la autonomía, en la medida de lo posible, en nuestros residentes es importante, a pesar de que vaya lento o no lo haga completamente bien, para hacerles sentir que tienen control sobre lo cotidiano, y de esta manera lograr su bienestar emocional y aumentar su autoestima.
Debemos dejar hacer a la persona todo aquello que pueda hacer por sí misma, aportándoles seguridad y dejándolas participar, apoyar en las actividades que no pueda realizar pero siempre pidiendo su colaboración en función de sus capacidades, y utilizar las ayudas técnicas necesarias para facilitar su realización.
Establecer rutinas en sus actividades y animarles a intentar hacer las cosas de manera autónoma les ayudará a ser más independientes.
Ayudar en la elección de la ropa, abrocharse al menos un botón, dejar hacer su cama, puesta de la espuma aunque no tenga la destreza para afeitarse, peinarse…son algunos de los ejemplos de actividades que les ayudará a mejorar o mantener su calidad de vida.
