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21 Oct 2022 | Actividades Lúdicas

Ofrenda de Flores a la Virgen en el Centro

Desde 1723 se celebra cada 12 de octubre la festividad de Nuestra Señora del Pilar como patrona de España. Una vez finalizada la construcción de la basílica del Pilar en 1872 el camarin de la Pilarica se llenaba de flores todos los 2 de enero y 12 de octubre. Por esta razón, 76 años después, comenzaron las peticiones para realizar una gran ofrenda de flores cada 12 de octubre.

La primera Ofrenda de Flores que se realizó en las Fiestas del Pilar de Zaragoza fue en 1958 y se decidió situar a la Virgen en la fachada principal de la basílica. El acto duró dos horas y en el participaron unas 2000 personas.

Esta ofrenda se fue consolidando en el tiempo y aumentando cada año el número de participantes y el de ramos y flores ofrecidos. De los mil claveles que Ayuntamiento adquirió el primer año a las 12.000 docenas de ramos que se depositaron en el manto de la Virgen en 1965.

La Ofrenda se ha convertido en uno de los actos más importantes de las fiestas patronales de Zaragoza y sin duda uno de los que más público acoge.

Desde primera hora de la mañana los oferentesvenidos de todo el país y hasta de otras partes del mundo, se visten con los trajes típicos de cada región y comienzan a desfilar por las principales calles de Zaragoza hasta llegar a la plaza del Pilar donde depositan sus ramos a los pies de la Virgen.

Las jotas aragonesas acompañan este ir y venir de devotos que con sus ramos van conformando el florido manto de la Virgen del Pilar en una fiesta que ya es «Fiestas de Interés Turístico Nacional».

Como no podemos salir a ofrecerle las flores a la Virgen en la Plaza del Pilar, se las ofrecemos en nuestras instalaciones. En la Residencia de Mayores Domus Vi Zalfonada realizamos la tradicional Ofrenda de Flores en nuestro centro. Este año colocamos la Virgen en el cerramiento y fuimos pasando con flores de papel, que hicimos previamente en talleres en la Sala de Terapia, para ir confeccionando un manto para nuestra Virgen del Pilar.

 

Mientras íbamos pasando, escuchamos jotas, nos hicimos fotos y nos llevamos un dulce recuerdo , tanto por el día tan emocionante y lleno de evocaciones, como por las frutas de Aragón que degustamos todos.

Estábamos tan contentos y motivados que algunos se animaron a cantar y hasta a bailarse unas «joticas».

 

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