Blog Residencia Arturo Soria – Madrid

Como os hemos ido contando semanalmente, algunos integrantes de DomusVi Arandia tenemos el regalo de asistir a unas sesiones formativas en el Palacio Euskalduna organizadas por la Diputación Foral de Bizkaia donde los referentes de este sector nos hablan de las bases fundamentales del nuevo modelo de cuidados y nos enseñan distintas metodologías que poco a poco deberemos adquirir en nuestros centros. 
La aplicación final de este nuevo modelo culminará con la reestructuración organizativa total de cada residencia, dividiendonos en pequeñas unidades de convivencia donde, en grupos pequeños y con un personal lo más estable posible, podremos acercarnos a una atención verdaderamente centrada en la persona. 
Pero para hacer esto bien no basta con dividirles en grupos pequeños sino que, en primer lugar debemos asimilar y aceptar lo antes posible nuevas maneras de trabajar mucho más flexibles, emocionales y creativas siempre con una mirada ética cuyo objetivo sea la atención a cada uno en sus propios valores equilibrando la distribución de los recursos pero atendiendo a la diversidad de cada persona. 
Poco a poco iremos introduciendo nuevas metodologías enfocadas siempre desde la ética del cuidado para culminar con el nuevo modelo de unidades convivenciales.
Y para ello, nos plantean la creación de una nueva figura que va a ser primordial; el profesional de referencia. Y de esta nueva manera de entender el cuidado nos ha hablado hoy Marije Goikoetxea. 
Esta nueva manera de cuidar implica olvidarnos de que nuestro trabajo consiste básicamente en realizar tareas, es un modelo relacional, es decir, de relaciones emocionales. Para ello, es necesario que cada persona que vive con nosotros cuenten con una persona de referencia a la que poder acudir para lo que quieran donde se forje un vínculo mutuo de estima, aceptación y confianza. Profesional de referencia y residente deben aceptarse mutuamente para comenzar una nueva etapa y que cada residente se sienta representado por esta figura. 
Lógicamente esta figura no será la única que le cuide pero si será la encargada de velar por que su identidad, necesidades, gustos y preferencias se lleven a cabo con los recursos disponibles. Será la encargada de representarle aunando al resto del equipo y asegurando la realización de actuaciones necesarias. 
Esta nueva figura la ejercerán en su mayoría el personal de atención directa, previamente formado y acompañado siempre por el equipo técnico, pero no sólo ejercerán esta función nuestras gerocultoras; dependiendo de la casuística del residente será la persona más idónea independientemente de sus funciones ordinarias y siempre siendo aceptada por el residente.

Esta figura es esencial para poder volcarnos en la individualidad e implica un gran cambio de mirada; por un lado, empodera, capacita y responsabiliza al personal de atención directa no sólo en el cuidado asistencial sino el la plena realización de un proyecto de vida y nos baja de algún modo al personal técnico de nuestro pedestal de expertos para acompañar a residente y profesional de ese maravilloso proyecto vital que alcanzar y mantener. 
Como veis el reto no es nada fácil pero desde DomusVi Arandia creemos que merece la pena empeñarnos para situar los cuidados y en definitiva, las vidas de las personas en un lugar más justo, ético, lleno de aceptación incondicional, dignidad y por supuesto, mucho amor.