Antaño y hasta no hace muchos años, el día de todos los santos era una de las fechas más señaladas de nuestro calendario; los valores de respeto a nuestros antepasados y necesidad de honrarles eran universales convertidos así en una de las tradiciones más respetadas en nuestra cultura. Los nuevos tiempos de modernidad, las sociedades cada vez más urbanas y centradas en el éxito económico, los cambios en los valores religiosos, la incorporación de nuevas religiones y espirituales nuevas para nosotros, han ido haciendo que con el paso del tiempo esta tradición, aunque todavía hoy se mantiene, haya perdido intensidad y mucho de su significado original.
Los que ya pertenecemos a las generaciones modernas quizás no entendamos el sentido de este día (lógico, nuestra moral está formada ya con otro código de valores diferente) pero no debemos olvidar los que cuidamos y tenemos personas mayores en nuestro entorno que para muchxs de ellxs, esta tradición es algo valioso y forma parte de su identidad.
Por una necesidad de reconocerles en esto mismo, en el valor de su identidad y también con el ansia de poder comprender mucho mejor alguno de sus valores que pueden no coincidir con los nuestrxs, ayer en tercera y segunda planta realizamos una actividad que exploraba esto mismo: cuál era el verdadero significado de este día para cada uno de ellxs.
Para la mayoría este día ha representado, y lo sigue haciendo, una parte importante. En su época el tratamiento que se daba al proceso de morir y a los fallecidos era mucho más asertivo que hoy en día y siempre, implicaba a la comunidad, por lo que nos contaban que este día no sólo significa el reencuentro espiritual con los que ya no están sino también con familia, amigos y vecinos.
Nos hablaron de cómo solían celebrarlo y muchos coincidieron que esta rutina, esa tradición importante se rompió o bien en el momento de aparición de su dependencia o al ingreso al centro. Muchos también manifestaron que tal día como hoy les gustaría poder ir al cementerio pero “claro! Cómo están aqui, no pueden”. Les preguntamos si habían hablado con vosotros de su deseo, de su necesitad y la mayoría respondieron que no, alegando esa idea frecuente en ellos de “no les quiero molestar” y “ellos tienen su vida”. Les recordamos que dentro de vuestras vidas están ellos yles recomendamos que esta y otras cuestiones deberían hablarlas convosotros y ver juntos las posibilidades (alguna comentaba que sus familiares estaban en otra provincia y era imposible). Aunque no se pueda sólo el hecho de compartir fortalece las relaciones desde nuestro punto de vista. Algún residente comentaba que vosotrxs ibaís como representantes suyos de la tradición a honrar a vuestrxs antepasados y eso les genera mucho bienestar, por que así cumplen con su valor identitario y además ven que los suyos continúan su legado.
Os contamos esta bonita actividad y sobre todo las conclusiones generales extraídas de ellxs, por que es verdad que el ingreso en residencia supone un cambio y muchas veces rotura total de rutinas, costumbres y tradiciones, fracturando de alguna manera su proyecto de vida y desestructurando en parte su identidad. Poder charlar con confianza con vosotros e incluso ver las posibilidades de continuar con esta tradición puede ayudarles mucho a alcanzar eso que se llama “felicidad”.
Todos los menús de DomusVi son confeccionados por un equipo de nutricionistas con el objetivo de proporcionar a nuestros residentes una alimentación saludable y adaptada a los gustos locales con productos de proximidad.
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