Antonio Machado bien recitaba: «Caminante no hay camino, se hace camino al andar» y eso nuestros mayores lo saben de buena tinta. Han recorrido kilómetros y kilómetros por todo tipo de lugares y países, cada uno de ellos guarda historias de lo más variopintas. Y por este motivo, nuestra obligación como profesionales de la salud es fomentar que sigan sumando pasos diarios al marcador.
La importancia de conservar la marcha recae en mantener un estilo de vida activo, evitando la aparición del sedentarismo que suele verse incrementado con el paso de los años. En nuestro centro es fundamental conservar la autonomía diaria de los Residentes ya que no hay mejor sensación que sentirse valido y capaz en todos los aspectos, tanto fisica como mentalmente. Atiende a la clara retroalimentación que plasmó Juvenal, un reconocido autor romano, en su mítica asociación del «mens sana in corpore sano».
Por ello, dedicamos muchas horas a rehabilitar y potenciar las habilidades de deambulatorias, como son, el equilibrio, la coordinación, la higiene postural, etc. Así, buscamos retrasar la alianza con las ayudas técnicas, que tantas alegrías nos aportan ya que permiten el desplazamiento independiente de una forma segura y eficaz.
Entre los muchos beneficios que comportan el caminar se encuentran:
- Mantiene la presión arterial a niveles normales.
- Mantiene los niveles de colesterol controlados.
- Mejora de la ventilación pulmonar.
- Potencia fuerza, resistencia y flexibilidad.
- Evita el sobrepeso y/u obesidad.
- Favorece la conservación de capacidades funcionales.
- Causa un incremento en la autoestima ya que reduce los miedos y estados de ansiedad que aparecen con la edad.