El día 17 de febrero pusimos punto final a los carnavales con el entierro de la sardina y ahí la tuvimos de invitada de honor.
En nuestra Residencia DomusVi Quijorna, tomamos una merienda muy especial a base de montaditos de sardinillas en conserva y refrescos.
Luego, aprovechando la buena tarde que hizo, salimos al jardín a dar la despedida que se merecía nuestra querida sardina y le dedicamos el siguiente poema.
El miércoles 17 de febrero
ha muerto doña sardina
y los amigos del mar
le hacemos la despedida.
Todos vestidos de negro
llorando a moco tendido
le daremos el entierro
que siempre ha merecido.
¡Qué lástima de sardina! ¡Qué penita que me da!
ella muerta y enterrada
y nosotros a bailar.