Hoy, 4 de marzo, es el día mundial de la obesidad. La obesidad no es sólo sinónimo de un peso corporal elevado; el concepto de obesidad requiere que dicho exceso de peso se produzca a expensas de tejido graso y no de otros tejidos corporales como el músculo o el hueso. En términos clínicos, la obesidad se define como un índice de masa corporal superior a 30 kg/m2 (IMC: el resultado de dividir el peso, en kilogramos, entre la talla al cuadrado, en metros).
El deterioro del IMC con la edad puede responder a cambios en los hábitos alimentarios (con mayor ingesta de grasas y azúcares), al descenso de la actividad física, o por predominio del sedentarismo, todo ello a veces motivado por cambios en los estilos de vida. Otras causas de la obesidad están relacionadas con la genética y los antecedentes familiares, con problemas de salud o incluso con ciertos rasgos emocionales y de personalidad; la aparición de enfermedades crónicas pueden alterar hábitos, en un proceso circular que se retroalimenta: una dolencia o enfermedad crónica puede acabar ocasionando sobrepeso u obesidad, que a su vez es factor de riesgo para otras enfermedades.
Con la obesidad aumentan los riesgos de padecer enfermedades del sistema circulatorio, diabetes, problemas osteomusculares y respiratorios, principalmente. La obesidad también afecta a las limitaciones funcionales, debido a la pérdida de masa muscular y fortaleza, que dificultan la realización de actividades de la vida diaria, tanto instrumentales (salir, ir de compras, realizar tareas domésticas), como básicas (lavarse, vestirse, levantarse, acostarse, desplazarse dentro de casa), deteriorando la calidad de vida de las personas mayores.
Dado que la obesidad se ha convertido en un serio problema de salud pública, desde nuestro centro DomusVi Azalea intentamos fomentar un envejecimiento saludable con la idea de “agregar salud a los años” y por ello insistimos en la importancia de la prevención.
Para la prevención de la obesidad es necesario fomentar los hábitos de vida saludables entre las personas mayores:
- Llevar una rutina diaria de ejercicios ligera y adaptada a sus capacidades. En personas inmóviles es aconsejable realizar entrenamientos de resistencia progresiva para mantener la movilidad de los músculos.
- Seguir una dieta rica en verdura, fruta y cereales. Es fundamental reducir o evitar completamente las grasas saturadas y los azúcares refinados.
- Consultar periódicamente con su médico para que realice un seguimiento de la evolución de la masa corporal y tome las medidas oportunas a seguir.
Evitar las complicaciones derivadas de la obesidad en personas mayores es importante para asegurar un envejecimiento de calidad.