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26 Dic 2021 | Talleres Terapeúticos

Terapias no farmacológicas: La parafina

La parafina es un hidrocarburo blanco que por su aspecto maleable y su alta conductibilidad térmica se utiliza en como agente terapéutico y calmante del dolor en procesos reumatológicos, artríticos, contracturas, rigidez, tendinitis o torceduras.

La manera más común de aplicar el tratamiento de parafina es sumergir la zona a tratar (normalmente manos o pies) en un recipiente que contenga parafina a una temperatura que oscile entre los 50 y los 55 grados. Si la zona no se puede sumergir directamente, se debe aplicar el producto directamente sobre la zona afectada con un pìncel.

Una vez que la parafina está impregnada en la piel, se debe dejar enfriar lentamente, permitiendo que se forme una película que guardará el calor en la zona. En muchas ocasiones es conveniente envolver la zona con plásticos para que el calor se guarde durante más tiempo.

Entre sus beneficios:

  • Alivio del dolor crónico
  • Beneficios a nivel muscular
  • Mejora la circulación sanguínea
  • Rejuvenece la piel.

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