Las enfermedades cardiovasculares reconocen una etiología multifactorial, es decir, múltiples factores de riesgo (edad, sexo, presión arterial, tabaquismo, diabetes, hipercolesterolemia) contribuyen simultáneamente a su desarrollo.
Los factores de riesgo son características que aumentan la probabilidad de aparición de una enfermedad. Se han identificado los factores de riesgo y se ha demostrado la reversibilidad del riesgo, por lo que ahora la enfermedad cardiovascular es prevenible. Por lo tanto, es posible evitar enfermarse de un ataque cardíaco y un derrame cerebral.
Los factores de riesgo cardiovascular se dividen en modificables (a través de cambios en el estilo de vida o por la toma de medicamentos) y no modificables.
Los factores de riesgo no modificables son:
Edad: el riesgo aumenta progresivamente con la edad
Sexo masculino: los hombres corren más riesgo que las mujeres. En las mujeres, el riesgo aumenta significativamente después de la menopausia
Familiaridad: familiares con eventos cardiovasculares a edad temprana (menores de 55 años en hombres y 65 en mujeres).
Los factores de riesgo modificables son:
Fumar. La nicotina acelera los latidos del corazón. El monóxido de carbono disminuye la cantidad de oxígeno presente en la sangre y promueve el desarrollo de la aterosclerosis.
Presión arterial. La presión arterial alta obliga al corazón a trabajar en exceso y acelera la formación de aterosclerosis en las paredes de las arterias.
Colesterol total. El colesterol, una sustancia normalmente presente en el cuerpo, se puede encontrar en cantidades excesivas en la sangre. Cuanto mayor sea su cantidad, mayor será el riesgo de que se asiente en las paredes de las arterias.
Colesterol-HDL. Las HDL son lipoproteínas que transportan el exceso de colesterol desde los tejidos hasta el hígado donde se elimina; cuanto menor es su cantidad, mayor es el riesgo cardiovascular.
Diabetes. La diabetes, si no se controla adecuadamente, promueve la aterosclerosis, lo que aumenta el riesgo cardiovascular.
El riesgo que tiene cada persona de desarrollar una enfermedad cardiovascular depende de la magnitud de los factores de riesgo; el riesgo es continuo y aumenta con la edad avanzada, por lo que no existe un nivel en el que el riesgo sea cero.
Sin embargo, es posible reducir el riesgo cardiovascular o mantenerlo en un nivel favorable bajando el nivel de factores modificables a través de un estilo de vida saludable.
¿Cómo?
Dejar de fumar
Fumar, después de la edad, es el factor más importante en el aumento del riesgo cardiovascular. Ya unos años después de dejar de fumar, el riesgo cardiovascular se reduce significativamente. Tanto el tabaquismo activo como el pasivo son perjudiciales.
Seguir una dieta saludable
Una dieta variada que incluya un consumo regular de pescado (al menos dos veces por semana), un consumo limitado de grasas saturadas (carne, mantequilla, queso, leche entera), baja en sodio (sal) y rica en fibra (verduras, frutas, legumbres) mantiene el colesterol y la presión arterial en un nivel favorable.
Realizar actividad física
El ejercicio regular fortalece el corazón y mejora la circulación sanguínea. No es necesario practicar deportes o realizar actividades especialmente extenuantes: basta con caminar durante 30 minutos al día y, si es posible, subir las escaleras a pie.
Mantener el peso adecuado
El peso está íntimamente relacionado con el tipo de dieta y actividad física realizada: el peso adecuado deriva del equilibrio entre las calorías introducidas y las gastadas con la actividad física.