Seguramente nuestra Pepi no habrá aterrizado en el planeta Tierra después de saber que su jubilación es una realidad. Nosotros todavía no nos hemos mentalizado, porque la queremos tanto y ha sido tan tan buena trabajadora que por un lado, no queríamos que se fuera nunca, pero por otro, la idea de pensar que ya descansa para poder disfrutar plenamente de la vida, nos reconforta y nos hace felices.
En el momento de la despedida, le hicimos el paseillo al ritmo de la «Macarena», le leímos un texto dedicado a ella con todo nuestro corazón (sí, aquel que hablaba, entre otras cosas, sobre sus pantalones «coquineros»), recibió un par de regalitos muy «cuquis», y en mitad de estos actos tan emotivos, sacó el coraje para dedicarnos unas palabras que nos conmovieron y que hicieron que la queramos un poquito más si cabe. Entre ellas, nos gustaría resaltar algo de lo que dijo, importante para los días que corren:
«LLegué a este centro en 2017, y le debo las gracias a Pilar, antigua supervisora, porque por ella y gente como ella merece uno pasar por lo que ha pasado, porque cuando uno llega a los 60 años, la gente no suele darle oportunidades laborales, y esta mujer me la dio a mí, y yo le estaré eternamente agradecida»
Tras la nube agridulce en la que estábamos, con esta frase tan contundente, nuestra compañera nos trajo los pies de vuelta al suelo, y visivilizó una problemática que afecta a un gran colectivo y al que el sistema no da solución.
GRACIAS, PEPI, POR TU…
SINCERIDAD
BONDAD
NOBLEZA
BUEN TRABAJO
AUTENTICIDAD
ALEGRÍA
…Y podemos seguir así hasta que tengamos el récord de la publicación de blog más larga del mundo.
Tu sabes quién eres y lo que has significado para todos nosotros, residentes y trabajadores.
Y te queremos así, tal y como eres, porque eres maravillosa.
Te deseamos una gran jubilación, compañera, amiga.
TE QUEREMOS MUCHÍSIMO, PEPI
