Sin duda, el Amagüestu celebrado ayer en el centro Residencial Domus Vi La Sirena fue un rotundo éxito, y no hay mejor forma de expresar la alegría y satisfacción de los residentes, sus familias y el personal que estuvimos presentes en este evento.
Ayer la tradición y el cariño se entrelazan para crear momentos mágicos, el centro residencial Domus Vi La Sirena celebramos un amagüestu que dejó una huella imborrable en los corazones de asistentes. Este evento, cargado de simbolismo y esencia asturiana, demostró que cuidar a nuestros mayores no solo implica atención a sus cuidados básicos, sino también alimentar su espíritu con alegría y tradiciones auténticas.
El Amagüestu es una fiesta asturiana que celebra la llegada del otoño con castañas asadas y sidra dulce., esta celebración se ha convertido en una tradición anual que reúne a residentes y sus seres queridos en un ambiente festivo y cálido. La importancia de este evento radica en su capacidad para crear momentos de felicidad y unión, donde se rompen barreras generacionales y se comparte la alegría de estar juntos.
El elemento distintivo fue, volver a contar de nuevo con la actuación del grupo Trebeyu, agrupación de música y baile tradicional, que hizo de la tarde un auténtico festín cultural.
Con danzas, muiñeiras, jotas y canciones acompañadas de pandereta y panderu, el grupo brindó un espectáculo que transportó a todos los presentes a la riqueza de la cultura asturiana.
La energía y pasión con la que bailaban y cantaban eran contagiosas, y pronto los residentes se unieron a las festividades, aplaudiendo y tarareando las melodías y hasta algún residente de animó a bailar.
La mirada de los residentes y sus familias capturada en las fotos de la celebración cuenta una historia de alegría, gratitud y cariño. Los rostros sonrientes de nuestros mayores, muchos de los cuales llevan décadas disfrutando de la vida, reflejan la importancia de proporcionar momentos de felicidad en su rutina diaria.
El lema de Domus Vi, «Cuidar personas en buena compañía», se hizo realidad durante esta jordana.
Las castañas asadas, servidas con esmero y cocinadas a la perfección, fueron un deleite para el paladar y un recordatorio de la importancia de preservar las tradiciones culinarias que hacen que Asturias sea única sin olvidar su sidra, en este caso dulce.
Este tipo de eventos es un ejemplo brillante de cómo la atención centrada en las personas y la cultura pueden fusionarse para crear experiencias enriquecedoras.
Una tarde que demuestra que la verdadera atención va más allá de lo físico, abrazando la riqueza de la vida y las raíces que nos conectan con el pasado y el presente.